domingo, 26 de febrero de 2012

Sueño otoñal de una noche de verano (2)

Me mecía entre sus brazos (en el columpio), lentamente. El sol brillaba en lo alto y el aire olía a primavera anticipada. Sentía un alboroto en mi interior a pesar de la apacigüidad que mostraba mi rostro.
Estaba feliz. Sentía inseguridad, miedo, y la posibilidad de morir se tambaleaba conmigo de un lado a otro del columpio, pero no importaba en absoluto siempre que fuera entre sus brazos.
El aire espeso y su gélido aliento rozaban mi nuca, y mi cuerpo quería correr, salir huyendo, por supuesto, yo no pensaba permitírselo.
Su pelo despeinado apenas se movía con el viento (lo que hacia que se me erizara la piel) y sus ojos no mostraban sentimiento alguno. Frío como el hielo me miraba de reojo, ¿quién era y qué hacíamos allí?
No era la primera vez  que veía a aquel medio demonio en sueños.
Incliné la espalda hacia su pecho cerrando los ojos, entonces, sus labios se movieron lentamente, articulando algún leve sonido que buscaba rozar mi oído, de una forma inocente y sutil que no pensé ver nunca en él, pero antes de que lo encontrará, desperté.

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