miércoles, 13 de junio de 2012

Renació como un Fénix; yo me quedé siendo ceniza.




Intento agarrar con todas mis fuerzas el último suspiro que quede entre nosotros, como el último halo de vida que escapa de la boca de un moribundo, con la esperanza de que tú también lo agarres y tires de él para que no escape fuera del cuerpo, para que caliente el pecho y lata, lata fuerte. Pero solo siento que ya únicamente nos queda eso:  un amor moribundo, a punto de morir, para el cual no sé si existe algún remedio a su enfermedad. Por esta razón, ya solo me dejo ir, marchar. Lejos de aquí. Lejos de ti. Y renacer. Renacer sí, pero como un cuerpo imperfecto, como un poema sin escribir, como una obra de arte sin terminar. Con un hueco de bala entre pulmón y pulmón, como si ya hubiese muerto antes de nacer.



Pero algún día yo también completaré el puzzle y seré uno de los pájaros mas bellos y valiosos del mundo, una de esas preciosas y maravillosas aves de fuego y libertad.

 Salvaje y libre siempre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario